Modelos reales: arrugas, curvas y cicatrices, el otro lado del modelaje
Cuando uno piensa en modelaje, lo primero que se viene a la cabeza es esa pasarela de caras simétricas, cuerpos de catálogo y miradas que dicen «yo desayuno pepino con agua de luna». Pero no siempre es así. Hay un rincón del modelaje que se está abriendo paso, a codazos si hace falta, y que no tiene nada que ver con tallas imposibles ni pieles retocadas con Photoshop: el modelaje inclusivo.
Y ojo, no hablamos solo de diversidad étnica o de género, que ya va siendo hora, sino de modelos con canas, con cuerpos que no encajan en la talla estándar, con cicatrices, tatuajes, prótesis, vitíligo, estrías, o lo que sea. Porque el cuerpo real existe. Y ya era hora de que empezara a tener su espacio también en las campañas, los catálogos y las portadas.
¿Por qué este tipo de modelaje tiene futuro?
Primero, porque la gente está harta de ver siempre lo mismo. Las marcas que no se suben al tren de la inclusión, se están quedando anticuadas. Y segundo, porque este tipo de modelaje conecta. Tiene historia. Tiene verdad. Y en tiempos de filtros y posados perfectos, la verdad vende más que el humo.
Además, no se trata de una moda pasajera. Es una respuesta a una necesidad real. Cada vez más marcas buscan modelos que representen a sus clientes de verdad. ¿Quién compra ropa? Gente con arrugas, con barriga, con celulitis, con 60 años, con tatuajes en el cuello. Pues eso.
Y hay algo más. Este tipo de modelaje no solo transforma la industria, también tiene un impacto directo en la autoestima de las personas. Ver cuerpos similares al tuyo en una campaña puede cambiar tu día, tu percepción, tu forma de mirarte al espejo. Porque sí, la representación importa. Y no solo en lo superficial. Ver modelos con historias, con pasados, con marcas que no se ocultan, es una forma de reivindicar que todos los cuerpos tienen derecho a existir sin pedir disculpas.
¿Qué ejemplos de modelos reales podemos encontrar?
Si estás buscando ejemplos reales, aquí van algunos nombres que han abierto camino con pasos firmes. Winnie Harlow, por ejemplo, es una modelo canadiense con vitíligo que ha aparecido en portadas internacionales y ha desfilado para grandes marcas, demostrando que las manchas en la piel no son un defecto, sino una firma personal. Luego está Jillian Mercado, una modelo con distrofia muscular que ha trabajado con Diesel y Beyoncé, rompiendo barreras para las personas con diversidad funcional. Shaun Ross, modelo afroamericano con albinismo, también ha dado visibilidad a una estética poco vista en pasarelas. Y por supuesto, Tess Holliday, modelo de talla grande que no solo ha conquistado campañas internacionales, sino que también ha puesto patas arriba el discurso sobre cuerpos grandes en la moda.
¿Qué se necesita para ser modelo si no encajas en el molde?
Lo primero, quitarse el miedo. Porque no hace falta medir 1,80 ni tener un six-pack. Lo que hace falta es actitud, presencia, seguridad y una historia que contar. Cada cicatriz, cada pliegue, cada diente torcido tiene algo que decir.
Después, hay que moverse. Buscar agencias que trabajen con perfiles diversos. Enviar fotos sin miedo, aunque no estén hechas por un fotógrafo de moda. Muchas veces una buena selfie con luz natural dice más que mil books carísimos. Y estar en redes. Instagram, TikTok, incluso LinkedIn. Sí, hay modelos que han sido fichados por ahí.
Y, por supuesto, creerse el papel. Porque si tú no te lo crees, nadie lo va a comprar. El modelaje alternativo no va de cumplir un estándar nuevo. Va de romperlo.
¿Y las marcas qué dicen?
Al principio torcieron un poco el morro, no nos vamos a engañar. Pero muchas ya se han dado cuenta de que incluir modelos reales en sus campañas no solo les da buena prensa, también les trae ventas. Las marcas que se atreven a mostrar cuerpos reales no solo parecen más honestas, también se sienten más cercanas. Y en tiempos de likes y comentarios, eso vale oro.
Algunas incluso han creado líneas completas pensando en este tipo de representación. Y no solo para vender ropa inclusiva, también para hablar de autoestima, de salud mental, de aceptación. Ojo ahí, porque eso conecta con una generación que no quiere que le vendan cuerpos imposibles.
¿Y qué pasa con los castings y los desfiles?
Se están abriendo, poco a poco. No es que ahora todos los desfiles estén llenos de modelos con cicatrices y diversidad corporal, pero cada vez es más común ver castings donde no importa la talla, la edad o la textura de piel. Incluso hay agencias especializadas en modelos alternativos, que no buscan lo perfecto sino lo auténtico.
Y eso, a la larga, cambia el juego. Porque si los clientes ven cuerpos reales en las fotos, se sienten más cómodos comprando. Y si los diseñadores se inspiran en cuerpos reales, crean ropa que realmente se puede usar. Todo el mundo gana.
¿Esto también es para hombres?
Por supuesto. Aunque se hable menos, el modelaje inclusivo masculino también está creciendo. Hombres con canas, con barriga, con pecas, con diversidad funcional, con alopecia. Todos tienen cabida. Porque la belleza no es exclusiva de una franja de edad ni de un estándar imposible. Y los hombres también están empezando a cansarse de tener que parecer superhéroes de revista.
¿Y si nadie te llama?
Entonces te haces tu propio casting. Literal. Te haces fotos, las subes, cuentas tu historia. No esperes a que una agencia te descubra en el metro mientras lees un libro. Hoy en día puedes armar tu propia presencia online, mostrar quién eres y por qué tu imagen también merece ser vista. Hay modelos que han empezado con un reel casero y han acabado en campañas internacionales.
No es magia. Es constancia, autenticidad y saber que tu cuerpo, sea como sea, tiene algo que contar. Y cuanto antes te lo creas tú, antes lo verá el resto.
En resumen, lo normal es lo nuevo extraordinario
El modelaje inclusivo no va de cumplir nuevas normas. Va de romper las que ya no tienen sentido. Va de abrazar lo que somos y mostrarlo con orgullo. Va de dejar de esconder la piel, las formas, las historias. Y sí, cuesta, pero vale la pena.
Así que si alguna vez te sentiste fuera del molde, enhorabuena. Ese molde está hecho para romperse. Y tú podrías ser el siguiente en reventarlo, cámara en mano y mirada al frente.
Porque la belleza real no necesita retoques. Solo necesita espacio. Y un poco de luz natural.
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