Cómo hacer marketing digital para tu clínica veterinaria
España tiene más de 7000 clínicas veterinarias. Y más de 37000 veterinarios colegiados.
Y sin embargo, cuando uno busca «veterinario en [tu ciudad aquí]» en Google, encuentra un puñado de web viejunas, mal posicionadas y, con suerte, con una foto del perro del dueño en 2007. Así que, si tienes una clínica veterinaria y dependes del boca a boca, es hora de que entiendas que eso no es marketing: es fe.
Sí, no tenéis bastante con el reconocimiento social nulo, la tasa de suicidios del gremio, la precariedad laboral, el iva del 21% y la nueva ley del medicamento. Ahora también hay que saber también de marketing.
Y doy fe (soy veterinario) de que el marketing es una asignatura pendiente entre los veterinarios.
No le tengas miedo al marketing digital
Sí, ya sé. Eres veterinario, no influencer. No quieres ponerte a bailar en TikTok con para conseguir visitas. No hace falta. Tampoco necesitas gastar miles de euros en campañas sin retorno. Solo hace falta dejar de ignorar lo básico. Tener una web digna. Estar presente donde están tus clientes. Explicar lo que haces. Y, sobre todo, aparecer cuando te buscan.
Es decir: marketing digital. Vamos a ver cómo.
Vigila tu web
Lo primero. Esa página web que diseñó tu sobrino en 2015 no sirve. Si tarda más de tres segundos en cargar, ya has perdido al cliente. Si no se ve bien en móvil, peor. Si ni siquiera tienes una… pues eso.
Una buena web no tiene que ser una obra de arte. Tiene que ser útil. ¿Qué servicios ofreces? ¿Dónde estás? ¿Atiendes urgencias? ¿Cuánto cobras por una consulta? Si hay que hacer clic siete veces para encontrar tu número de teléfono, algo va mal.
El SEO local: tu mejor amigo
Vamos a la parte seria. Si alguien busca “clínica veterinaria abierta domingo en Zaragoza”, y tú abres los domingos, pero no apareces en los resultados, es como si tu clínica no estuviera abierta un domingo en Zaragoza. ¿Me explico?
El SEO local no es magia. Se basa principalmente en:
Tener una ficha de Google Business actualizada.
Recibir reseñas reales de clientes vivos.
Escribir contenido útil para preguntas frecuentes. ¿Qué hacer si mi gato se comió una planta? ¿Cuánto cuesta vacunar a un cachorro? Si tú no lo respondes, lo hará una web de Argentina.
No se trata de engañar a Google. Se trata de decirle “eh, estamos aquí, y somos buenos”.
Redes sociales
No hace falta que publiques todos los días una foto de un chihuahua vestido de abeja. Pero sí conviene tener una presencia mínima en Instagram o Facebook. La gente mira tu perfil, ve si pareces profesional, si contestas rápido, si tienes buenas valoraciones.
Es así de simple. Las redes no son para ti: son para que otros te encuentren.
Y si no tienes tiempo, lo entiendo. Pero entonces deja de perder clientes por no delegar. Un community manager no tiene que costar un riñón. A veces, una hora al mes bien invertida en contenido basta para no parecer una clínica abandonada.
Busca contenido interesante… ¿qué es una piometra? Porque es una patología muy habitual que un cliente no suele conocer. O prevén sobre la procesionaria y la leishmania en épocas de calor…
Hay mil ejemplos, no me hagas currar por ti ;).
Lo del email marketing
No me mires así. Los correos electrónicos no han muerto. Lo que ha muerto es el spam.
Enviar correos útiles, con consejos, recordatorios de vacunas, fechas importantes, promociones puntuales… eso funciona. Funciona porque tus clientes ya confían en ti. Solo necesitan una excusa para volver.
Y sí, pueden borrarlos. Pero si una de cada diez personas lo lee y vuelve, ya estás ganando.
Campañas de pago
Google Ads, Facebook Ads… no tienen por qué ser una trampa. Si están bien hechas, con objetivos claros y segmentación local, pueden traer resultados inmediatos.
¿Campañas de consulta gratuita para nuevos clientes? Funcionan.
¿Promociones de esterilización? Funcionan.
¿Anuncios con fotos feas, texto genérico y sin una estrategia? Eso no funciona.
Haz las cosas bien o perderás dinero.
La dichosa ley de medicamentos
Vamos a parar aquí un segundito.
La ley nueva. El Real Decreto 666/2023 con número de demonio. Esa que “busca mejorar la trazabilidad y seguridad de los medicamentos” y que te impide vender medicamentos.
Y los clientes no lo entienden. Piensan que no quieres hacerlo. O que para qué les prescribes una caja entera si necesitan dos pastillas. O por qué les vendes un medicamento veterinario al triple de precio cuando el de humana funciona igual.
¿Y sabes qué es lo peor? Que muchos no saben que la ley ha cambiado.
Ahí el marketing también tiene un papel muy concreto: explicar lo que está pasando. Informar. Educar. Convertirte en una fuente confiable. Puedes escribir una entrada de blog explicando por qué ya no puedes vender como antes. Puedes hacer un vídeo. Puedes grabar un podcast de 3 minutos con tu voz diciendo “esto no es culpa mía, créeme”.
Conclusión: que necesitas marketing
La competencia en tu sector no es Amazon. No es una franquicia de Barcelona. Es la clínica de tres calles más allá que decidió tomarse en serio su presencia digital. La que aparece primera en Google. La que da confianza. La que responde a las dudas antes de que se las pregunten.
Y el marketing digital no es humo. Es visibilidad. Y ya que haces un trabajo complejo, vocacional y muy mal pagado. Al menos, asegúrate de que el mundo se entere.
Porque cuidar animales no es un lujo. Es un servicio esencial. Y si tú no lo cuentas, nadie lo hará por ti.
Ya lo decía Pasteur: “La medicina cura al hombre, la medicina veterinaria cura a la humanidad”.
Y si todo esto se te hace bola… pues prueba a pedirnos ayuda.
