5 logos que fueron un fracaso
Renovar un logo puede parecer el paso lógico para modernizarse. Sin embargo, no siempre es bien recibido. Hay historias que demuestran que cambiar de imagen, a veces, puede costar millones, enfadar a los clientes más fieles y obligar a la marca a dar marcha atrás. A continuación, el ejemplo de 5 logos que fueron un fracaso. Si alguna vez te has preguntado si vale la pena cambiar algo que funciona, lee hasta el final.
Gap es una cadena estadounidense de ropa y accesorios, reconocida por sus prendas casuales y precios accesibles. Fundada en San Francisco en 1969, ha vestido a millones de personas alrededor del mundo.
En 2010, en un intento por modernizar su imagen y acercarse a un público más joven, Gap estrenó un nuevo logo. La tipografía cambió de mayúsculas a minúsculas y se añadió un pequeño recuadro azul al final. El resultado fue tan genérico y plano, que miles de consumidores pensaron que era una broma. Las críticas invadieron redes sociales, blogs y hasta titulares de prensa. El logo se mantuvo solo seis días. Gap no solo recuperó su imagen clásica, sino que aprendió que la conexión emocional con los consumidores es más fuerte de lo que imaginaban.
El cambio le costó a Gap millones en diseño, marketing y reputación. El experimento fue tan breve como doloroso. Hoy, su caso sigue siendo un ejemplo en escuelas de diseño y marketing sobre lo que NO se debe hacer.
2. Tropicana
Tropicana es una marca líder de zumos, especialmente conocida por su zumo de naranja. Durante décadas su imagen ha sido sinónimo de frescura y naturalidad.
En 2009, Tropicana decidió modernizar su logo y rediseñar por completo el envase. Eliminó la imagen clásica de la naranja con la pajita y optó por un estilo más minimalista. El resultado: los clientes no reconocían su zumo favorito en el supermercado. Muchos pensaron que el producto había desaparecido o que era una marca diferente. En tan solo dos meses, las ventas cayeron en picada: más de 50 millones de dólares perdidos. Finalmente, Tropicana escuchó a sus consumidores y volvió a su imagen tradicional.
El cambio casi borra a la marca del mapa. Fue una lección sobre la importancia de los elementos visuales y la familiaridad. No basta con verse moderno si nadie te reconoce.
3. Atlético de Madrid
Este ejemplo lo he querido meter porque soy colchonero ;).
En 2017, el club decidió modernizar el escudo: líneas más suaves, colores modificados y simplificación de los detalles históricos. El tradicional oso y madroño (símbolos de la ciudad de Madrid) cambiaron de forma. Aunque el club defendió el rediseño como una evolución, muchos aficionados sintieron que se rompía un lazo emocional. Hubo pancartas en el estadio, protestas en redes y hasta camisetas con el antiguo escudo. Finalmente, en 2023, los socios votaron: casi el 89% pidió volver al logo clásico. El club escuchó y, desde la temporada 2024-25, el escudo de siempre vuelve a lucir en la camiseta.
El Atlético aprendió que la tradición no se cambia fácilmente. En el fútbol, la identidad visual es sagrada. El episodio demuestra que el apego emocional puede superar cualquier tendencia de diseño.
4. Xerox
Xerox es una compañía estadounidense de tecnología de impresión, copiado y soluciones digitales para oficinas. En muchos países, “sacar una copia” se sigue diciendo “sacar una xerox”.
En 2008, Xerox decidió actualizar su logo para reflejar su evolución hacia los servicios digitales. Pasó de un logo sobrio y reconocible a una tipografía moderna acompañada de una esfera roja con una X blanca. El problema fue inmediato: el nuevo diseño se sentía genérico y no transmitía la autoridad ni la historia de la marca. La esfera roja resultaba confusa para los clientes de siempre y no aportaba valor al público más joven.
El rebranding fue recibido con frialdad. La empresa invirtió millones, pero perdió reconocimiento instantáneo. Xerox aprendió que ser original a veces vale más que ser moderno.
5. Airbnb
Ya sabes. La plataforma digital que conecta anfitriones con viajeros que buscan alojamiento en cualquier parte del mundo. Su modelo de negocio revolucionó el turismo y la forma de viajar.
En 2014, Airbnb decidió cambiar su logo y presentó un símbolo abstracto que pretendía comunicar pertenencia, amor y comunidad. Pero el público lo vio de otra manera. Rápidamente surgieron comparaciones de todo tipo: algunos veían un corazón, otros un triángulo, y muchos más… bueno, otras formas menos familiares. Las bromas y memes inundaron internet durante semanas.
Aunque Airbnb no reculó y mantuvo su logo, el lanzamiento fue caótico. El caso demuestra lo importante que es testear nuevos diseños antes de hacerlos públicos, porque el público puede tener interpretaciones inesperadas.
¿Por qué fallan estos cambios de logo?
Detrás de cada fracaso hay un error común: no escuchar al público. El exceso de confianza en el equipo creativo, la falta de pruebas con usuarios reales y la presión por “modernizarse” llevan a decisiones apresuradas.
Cambiar símbolos históricos puede romper la conexión emocional con el público.
Eliminar detalles reconocibles afecta el reconocimiento inmediato.
No probar antes con clientes reales es invitar al desastre.
¿Cómo evitar estos errores?
Escucha a tu audiencia antes de cambiar.
Haz pruebas A/B y pide feedback real.
Cuida la historia y los símbolos clave.
Considera la reacción emocional, no solo la estética.
Conclusión
Un logo es mucho más que un dibujo. Es identidad, historia y reconocimiento. Los casos de Gap, Tropicana, Atlético de Madrid, Xerox y Airbnb muestran que cambiar por cambiar puede salir muy caro. Si tu marca es reconocida, evoluciona con cuidado. Y nunca olvides: modernizarse está bien, pero perder la esencia puede costar mucho más de lo que imaginas.
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